Los ladrillos ecológicos, también conocido como el ladrillo modular, está hecho de una mezcla de cemento, suelo y agua, que se combinan de una manera especial para luego ser prensado, manual o mecánicamente, compactando la mezcla aumentada a un 52% de su volumen original. El resultado de esta compresión es que las partículas de suelo quedan firmemente adheridas reduciendo el espacio intergranular debido al aumento de la superficie relativa del contacto grano-cemento. De este modo el cemento empleado adquiere mayor eficiencia aún en proporciones mínimas. Como resultado se obtiene un ladrillo de mayor densidad, altamente compacto, con excelentes propiedades resistentes a presiones mecánicas, que superan las del ladrillo cocido convencional. Poseen la característica de ser mampuestos, es decir, sus dimensiones permiten manipularlos cómodamente con una mano. Por el escaso volumen interno arriba mencionado, el consumo de agua para el proceso es significativamente inferior, menos de un 20% en volumen. Como si todas esta ventajas fueran pocas, NO requiere de cocido con combustibles fósiles, por lo que no contamina durante el proceso con algún tipo de emisión. Por ser producido en molde (matriz) los acabados son tersos y sus medidas constantes en el tiempo sin importar el número de ladrillos elaborados.
No sufre de contracciones o deformaciones por cocción. Esto implica una metodología de construcción mucho más práctica con paredes lisas que no requieren frisado impermeabilizante. Incluso puede aplicársele a pincel una capa de hidrófugo líquido como única medida de acabado. El beneficio principal a corto plazo es que el costo de cada ladrillo significa entre un tercio y un cuarto del precio del ladrillo convencional. Es posible elaborarlo en la obra, evitando así costos adicionales de flete. Con una espera de 7 días el ladrillo estará fraguado y listo para su uso.
La suma de sus características físicoquímicas y económicas generan un producto sustituyente de la unidad tradicional de construcción, siendo su principal característica su aporte como alternativa ecológica responsable y sustentable.
Responsable desde el punto de vista de la toma de conciencia del perjuicio ecológico causado el medio ambiente y las comunidades por el emplazamiento de canchadas y hornos de ladrillo cocido.
Sustentable, por ser un medio sensiblemente más económico de producción al ser elaborado por el usuario directo, sin desgaste del recurso natural y además permite la participación directa del consumidor, tanto para viviendas sociales como para la elaboración de viviendas de alto costo.
El ladrillo Ecológico es modular e inteligente creando una albañilería uniforme, dejando a un lado el uso de material para el frizado.
En suma, por sus características de uso y producción, se trata de un ejemplo típico de tecnología socialmente apropiada, destinada al desarrollo de las comunidades y sus pobladores, puesto que facilita y promueve la autoconstrucción, la asociación participativa, la capacitación y aplicación de nuevas tecnologías, convirtiendo a los grupos familiares, vecinales y cooperativos en auténticos constructores de su destino.
Por lo tanto, vale la pena valorizar esta técnica en un momento donde se cuestionan los modelos impuestos por la industria y el mercado, en contraposición a una demanda real de viviendas para una población en constante expansión. En este contexto es donde los constructores y profesionales juegan un rol determinante, por su capacidad de visualizar aquellos elementos que significan la disminución de los materiales de desechos que las construcciones arrojan al ambiente, con el consiguiente despilfarro de recursos. Hay aquí una responsabilidad en juego y en cualquier momento se puede hallar la oportunidad para dar el primer paso en dirección a un estilo de vida más coherente, armonioso y respetuoso con el medio ambiente.
En el mercado son encontrados ladrillos en las dimensiones de 30 x 15 x 7,5 cm con encaje reto (MÓDULO 30) y 25 x 12,5 x 6,25 cm con encaje redondo, la gran mayoría fabricado en máquinas manuales (MÓDULO 25).